En 1928 el campo de 1.854 hectáreas es adquirido por el ingeniero agrónomo Ricardo Pearson, quién realiza el resto de las construcciones y diseña los jardines que las enmarcan. Incansable, Pearson entregó buena parte de su tiempo a trabajar para sus vecinos. Presidió la Sociedad Rural local y fue Intendente en Magdalena.
Apasionado de la naturaleza, a mediados del siglo XX decidió convertir 500 hectáreas de su establecimiento en un refugio para la flora y la fauna regional, cerrándolas a las actividades agrícolas. Ello permitió que durante más de 50 años, la naturaleza de la Reserva El Destino permaneciera bien conservada. A la muerte de su esposa, Elsa Shaw de Pearson, organiza una Fundación que lleva su nombre y cuyo objeto es promover el amor por la naturaleza.