sábado, 17 de junio de 2017

Mario Benedetti.


 Arco iris

Arco iris
A veces 
por supuesto 
usted sonríe 
y no importa lo linda 
o lo fea 
lo vieja 
o lo joven 
lo mucho 
o lo poco 
que usted realmente 
sea

sonríe 
cual si fuese 
una revelación 
y su sonrisa anula 
todas las anteriores 
caducan al instante 
sus rostros como máscaras 
sus ojos duros 
frágiles 
como espejos en óvalo 
su boca de morder 
su mentón de capricho 
sus pómulos fragantes 
sus párpados 
su miedo

sonríe 
y usted nace 
asume el mundo 
mira 
sin mirar 
indefensa 
desnuda 
transparente

y a lo mejor 
si la sonrisa viene 
de muy 
de muy adentro 
usted puede llorar 
sencillamente 
sin desgarrarse 
sin desesperarse 
sin convocar la muerte 
ni sentirse vacía

llorar 
sólo llorar

entonces su sonrisa 
si todavía existe 
se vuelve un arco iris.

 Mario Benedetti.

Puerto Madero.


YACHT Club Puerto Madero.

La Plata.


Tren detenido, moribundo de pasajero,
 algún día volverán a pulir los rieles tu acero?,
 Cansados despertaran, amaneceres,
 campos de trigo, estaciones, 
pueblos solitarios llenos de ilusiones.

La PLata.


NO hay pura luz.

NO hay pura luz
ni sombra en los recuerdos:
éstos se hicieron cárdena ceniza
o pavimento sucio
de calle atravesada por los pies de las gentes
que sin cesar salía y entraba en el mercado.

Y hay otros: los recuerdos buscando aún qué morder
como dientes de fiera no saciada.
Buscan, roen el hueso último devoran
este largo silencio de lo que quedó atrás.

Y todo quedó atrás, noche y aurora,
el día suspendido como un puente entre sombras,
las ciudades, los puertos del amor y el rencor,
como si al almacén la guerra hubiera entrado
llevándose una a una todas las mercancías
hasta que a los vacíos anaqueles
llegue el viento a través de las puertas deshechas
y haga bailar los ojos del olvido.

Por eso a fuego lento surge la luz del día,
el amor, el aroma de una niebla lejana
y calle a calle vuelve la ciudad sin banderas
a palpitar tal vez y a vivir en el humo.

Horas de ayer cruzadas por el hilo
de una vida como por una aguja sangrienta
entre las decisiones sin cesar derribadas,
el infinito golpe del mar y de la duda
y la palpitación del cielo y sus jazmines.

Quién soy Aquél? Aquel que no sabía
sonreír, y de puro enlutado moría?
Aquel que el cascabel y el clavel de la fiesta
sostuvo derrocando la cátedra del frío?

Es tarde, tarde. Y sigo. Sigo con un ejemplo
tras otro, sin saber cuál es la moraleja,
porque de tantas vidas que tuve estoy ausente
y soy, a la vez soy aquel hombre que fui.

Tal vez es éste el fin, la verdad misteriosa.

La vida, la continua sucesión de un vacío
que de día y de sombra llenaban esta copa
y el fulgor fue enterrado como un antiguo príncipe
en su propia mortaja de mineral enfermo,
hasta que tan tardíos ya somos, que no somos:
ser y no ser resultan ser la vida.

De lo que fui no tengo sino estas marcas crueles,
porque aquellos dolores confirman mi existencia.

 Pablo Neruda.

miércoles, 14 de junio de 2017

Café


hacia mas frío adentro que afuera
la taza humeante de café resignaba el ultimo calor
el alma estaba escarchada
la vida giraba sola
el corazón ya no soñaba mas.

jueves, 8 de junio de 2017

Otoño.


El otoño es una segunda primavera, cuando cada hoja es una flor...

Albert Camus.

Otoño.


Ventana al otoño en San Isidro.

Otoño.


Siempre es otoño

Transido rojo esparcen sus pétalos
sobre esta inquietante espera
falsedad de una calma recurrente
resuena en mis pupilas.
Soles transmutados en pálidos espacios
calcinan las ramas de un olvido añejo,
regresando el suplicio de recuerdos ancestrales
la inconformidad, de una llovizna intermitente
toca sin reverdecer mis viejas alfombras
los árboles buscan su rostro
en la celosía de mi ventana
descubriendo en su reflejo, el chasquido
de almas desnudas terriblemente desnudas
en mis venas corren
hieleras de hojas, cadáveres sin sepulcro
enfilándose hacia un lánguido otoño


Ruth Ana López Calderón.