Siempre es otoño
Transido rojo esparcen sus pétalos
sobre esta inquietante espera
falsedad de una calma recurrente
resuena en mis pupilas.
Soles transmutados en pálidos espacios
calcinan las ramas de un olvido añejo,
regresando el suplicio de recuerdos ancestrales
la inconformidad, de una llovizna intermitente
toca sin reverdecer mis viejas alfombras
los árboles buscan su rostro
en la celosía de mi ventana
descubriendo en su reflejo, el chasquido
de almas desnudas terriblemente desnudas
en mis venas corren
hieleras de hojas, cadáveres sin sepulcro
enfilándose hacia un lánguido otoño
Ruth Ana López Calderón.
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