jueves, 30 de agosto de 2012

Tiempos Modernos, Café y Centro Cultural 
en Vicente López


"No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. 
Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía 
no se habían dado cuenta..."
                                                            (FRASES DE MAFALDA)

miércoles, 29 de agosto de 2012


"...Porque mi alma lleva
Brumas de un invierno,
Que hoy no puedo disipar..."

                                               (Invierno , Enrique Cadícamo) 
                                                                                  MUNDIAL DE TANGO 2012

Dicen que la palabra tango es anterior al baile y que por el año 1803 figuraba en el diccionario 
de la Real Academia Española como una variante del tángano, un hueso o piedra que se utilizaba para el juego de ese nombre. Pero ya en 1889 la institución normativa de la lengua incluía una segunda acepción del tango como "fiesta y baile de negros y de gente de pueblo en América
". Sin embargo, debieron pasar casi 100 años para que el diccionario definiera al tango como 
"baile argentino de pareja enlazada, forma musical binaria y compás de dos por cuatro, difundido internacionalmente".

Otros estudiosos de la música ciudadana argumentan que el vocablo es propio de las lenguas africanas que llegaron con los esclavos al Río de la Plata y cuyo significado sería "lugar cerrado".

Es muy probable que tango sea una voz de origen portugués introducida en el nuevo continente a través del dialecto criollo afro-portugués. Al comparar tango y tambo, Blas Matamoro afirma que ambas son onomatopeyas del tam-tam o candombe utilizado en los bailes negros. Más aún, en dialecto bozal la expresión era "tocá tango" o "tocá tambó" (toca el tambor) para iniciar el baile.
 El lugar de reunión de los esclavos, tanto en África como en América, era llamado tango.
Y así nombró Buenos Aires a las casas de los suburbios donde, a comienzos del siglo XIX, los negros se encontraban para bailar y olvidar temporalmente su condición.

martes, 28 de agosto de 2012


La familia Thibon llegó a la Argentina en 1935,
 originarios de Ardêche, Francia, 
donde se dedicaban al cultivo de la vid.
En 1938,  abrieron ésta casa, como local de venta 
de café tostado y molido a la vista.
Café Thibon, Montevideo 723 

lunes, 27 de agosto de 2012


...La fotografía es mi pequeño mundo, 
dentro de este mundo, 
dónde tengo refugio cuando a veces no comprendo,
y otras tantas no encuentro lugar en esta realidad...

viernes, 24 de agosto de 2012


"...Cae la tarde 
nadie la va a recoger 
queda tendida en las esquinas 
ensangrentada de sol..."
                                                    Cae la tarde (Pedro y Pablo)
            

miércoles, 22 de agosto de 2012

Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.

Llevo el Sur,
como un destino del corazón,
soy del Sur,
como los aires del bandoneón.

Sueño el Sur,
inmensa luna, cielo al reves,
busco el Sur,
el tiempo abierto, y su después.

Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,
como tu cuerpo en la intimidad.

Te quiero Sur,
Sur, te quiero.

Vuelvo al Sur,
como se vuelve siempre al amor,
vuelvo a vos,
con mi deseo, con mi temor.

Quiero al Sur,
su buena gente, su dignidad,
siento el Sur,
como tu cuerpo en la intimidad.

Vuelvo al Sur,
llevo el Sur,
te quiero Sur,
te quiero Sur... 

Vuelvo al sur (Fernando  Solanas)

...Para leer y pensar...
DOS VECES JUNIO (Martín Kohan)

martes, 21 de agosto de 2012


"...Donde va la gente cuando llueve
Donde van aquellos que no van
Donde van donde van..."
                                   Donde va la gente cuando llueve (Pedro y Pablo)

jueves, 16 de agosto de 2012


La esquina impar de Soler y Coronel  Díaz,
Café Nostalgia, Café Notable de la Ciudad de Buenos Aires, desde 1987.


lunes, 6 de agosto de 2012

"...Compañero en las buenas y las malas, 
siempre al lado de uno en el camino, 
cafetines porteños..."


                         (Tardes de café en Mar Azul)

La lluvia tiene un vago secreto de ternura,
algo de soñolencia resignada y amable,
una música humilde se despierta con ella
que hace vibrar el alma dormida del paisaje. 

Es un besar azul que recibe la Tierra,
el mito primitivo que vuelve a realizarse.
El contacto ya frío de cielo y tierra viejos
con una mansedumbre de atardecer constante. 

Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores
y nos unge de espíritu santo de los mares.
La que derrama vida sobre las sementeras
y en el alma tristeza de lo que no se sabe. 

La nostalgia terrible de una vida perdida,
el fatal sentimiento de haber nacido tarde,
o la ilusión inquieta de un mañana imposible
con la inquietud cercana del color de la carne. 

El amor se despierta en el gris de su ritmo,
nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre,
pero nuestro optimismo se convierte en tristeza
al contemplar las gotas muertas en los cristales. 

Y son las gotas: ojos de infinito que miran
al infinito blanco que les sirvió de madre. 

Cada gota de lluvia tiembla en el cristal turbio
y le dejan divinas heridas de diamante.
Son poetas del agua que han visto y que meditan
lo que la muchedumbre de los ríos no sabe. 

¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,
lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,
lluvia buena y pacifica que eres la verdadera,
la que llorosa y triste sobre las cosas caes! 

¡Oh lluvia franciscana que llevas a tus gotas
almas de fuentes claras y humildes manantiales!
Cuando sobre los campos desciendes lentamente
las rosas de mi pecho con tus sonidos abres. 

El canto primitivo que dices al silencio
y la historia sonora que cuentas al ramaje
los comenta llorando mi corazón desierto
en un negro y profundo pentagrama sin clave. 

Mi alma tiene tristeza de la lluvia serena,
tristeza resignada de cosa irrealizable,
tengo en el horizonte un lucero encendido
y el corazón me impide que corra a contemplarte. 

¡Oh lluvia silenciosa que los árboles aman
y eres sobre el piano dulzura emocionante;
das al alma las mismas nieblas y resonancias
que pones en el alma dormida del paisaje! 

                                                                   (LLUVIA, Federico García Lorca)