Hasta el último tren
Amo los andenes de la espera,
la poesía de los rieles
que la luna replatea...
Amo los andenes suburbanos
de estaciones patinadas
por el tiempo y los olvidos.
Amo la garita y las barreras,
amo el tren que se despide
y amo el tren en que tú llegas..
Y mi vida se ilumina,
volvedora golondrina,
cuando estás para llegar.
Tu amor de golondrina que llega así, en mi ocaso,
me hace querer las cosas que no supe querer.
Y quiero los lugares donde esperé tu paso
con una rosa blanca luciendo en cada sien.
Distintas emociones: llegada y despedida,
alargada mi sombra en desolado andén,
cuando agito mi mano después de tu partida
o cuando espero en vano hasta el último tren.
Amo los andenes de la espera,
las señales en la noche
y tus alas de viajera...
Celo cuando pienso que otro anhelo
te desvíe de mi rumbo
y te lleve hacia otro cielo.
Lloro de pensar que otro verano
un andén abandonado
me verá esperando en vano
y el dolor se hará presente
cuando inexorablemente
ya no tenga qué esperar.
(Julio Camilloni)