sábado, 26 de octubre de 2013

Plaza San Martín

Lectores

De aquel hidalgo de cetrina y seca 
tez y de heroico afán se conjetura 
que, en víspera perpetua de aventura, 
no salió nunca de su biblioteca. 

La crónica puntual que sus empeños 
narra y sus tragicómicos desplantes 
fue soñada por él, no por Cervantes, 
y no es más que una crónica de sueños. 

Tal es también mi suerte. Sé que hay algo 
inmortal y esencial que he sepultado 
en esa biblioteca del pasado 
en que leí la historia del hidalgo. 
Las lentas hojas vuelve un niño y grave 
sueña con vagas cosas que no sabe.

Jorge Luis Borges.  

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