viernes, 17 de enero de 2014

Vicente Lopez, Quinta Trabucco.

QUINTA TRABUCCO



Desde mediados del Siglo XIX, las familias adineradas de Buenos Aires, comienzan a ser atraídas por el rio, la vegetación y las barrancas de la Zona Norte, para establecer sus casas de verano.

En 1892, José Antonio Trabucco compra un predio de 10 hectáreas en Florida, barrio del partido de Vicente López (calle Melo entre Francisco Beiro y Estanislao del Campo), como lugar de descanso fuera de la Cápita.

En 1900 se construye la casa al estilo neoclásico de la época con detalles italianizantes, se le encarga a Luigi Mendaro la parquización y se agrega un rancho para el quintero capataz y 7 peones que cuidaban el jardín, la huerta, los frutales, además de las gallinas, patos ovejas, cerdos y algunas vacas que proveían los bienes de consumo para la familia y sus parientes.

Contaba con pileta de natación, canchas de tenis y de bochas y varios caballos de tiro, blancos, que fueron famosos en los Carnavales de la época.

José Antonio Trabucco estaba casado con Ana Viglione y de este matrimonio nacieron 3 hijos, Delia Ana, Zulema y Alberto.

La quinta se llamo “Villa Delia”, por su primera hija.

La casona fue escenario de reuniones musicales y literarias, aparte de los acontecimientos familiares (casamiento – luna de miel).

En 1930 Trabucco dona un terreno en Melo y Francisco Beiro y allí se levanto la Parroquia Nuestra Señora de la Guardia.

En 1939, muerto Trabucco, su esposa decide donar el casco de la quinta al Municipio para convertirlo en un paseo público.

Esta donación se haría efectiva a la muerte de sus hijos.

Tuvieron una única nieta, Nélida, hija de Delia.

En la década del ´50, el trazado de la ruta Panamericana cercena el predio.

En 1959, Nélida y su tío Alberto donan los terrenos aledaños a la Parroquia y en ellos se levantan el Colegio Parroquial (sobre F. Beiro) y el Instituto Ceferino Namuncura (sobre Melo).

Se lotea la manzana circundante a la Parroquia, se abre la calle Rosetti y la superficie original se reduce a 1,5 hectáreas.

Fallecidas sus hermanas, Alberto queda como único habitante de la casa, a pesar de ser un importante pintor impresionista de la talla de Berni, Spilimbergo y otros, vivió en un total ostracismo y murió soltero en 1990, con casi 90 años de edad.

Recién entonces el Municipio pudo tomar posesión del legado y una vez restaurado, se convirtió en uno de los Centros Culturales importantes del Partido.

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