viernes, 5 de agosto de 2016

Capilla del Señor.


De lejos

Como se aleja el tren, como se aleja, 
y decreciendo va y al fin se pierde, 
y solo el humo en espirales deja 
en la extensión de la llanura verde. 

Así se van las dichas de la vida, 
así se van las horas de ventura, 
y dejan solo en su fugaz huida 
de los recuerdos la espiral obscura. 

Los dos en el anden se despidieron 
largo rato a los ojos se miraron: 
mientras sus manos trémulas se unieron, 
en silencio sus almas se besaron. 

En la hora fatal de la partida 
no hablaron de promesas ni de agravios: 
en los grandes instantes de la vida, 
hablan mejor los ojos que los labios. 

Ella aun en la estación mirando 
del humo las confusas espirales: 
y el, que ya no la ve, sigue agitando 
el pañuelo a través de los cristales 

Y cual en un mismo pensamiento heridos, 
con ... un acento de profunda queja, 
quedo exclaman los dos entristecidos: 
"¡Cómo se aleja el tren...Cómo se aleja!"

Federico Rivas Frade (1858-1922)

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