De lejos
Como se aleja el tren, como se aleja,
y decreciendo va y al fin se pierde,
y solo el humo en espirales deja
en la extensión de la llanura verde.
Así se van las dichas de la vida,
así se van las horas de ventura,
y dejan solo en su fugaz huida
de los recuerdos la espiral obscura.
Los dos en el anden se despidieron
largo rato a los ojos se miraron:
mientras sus manos trémulas se unieron,
en silencio sus almas se besaron.
En la hora fatal de la partida
no hablaron de promesas ni de agravios:
en los grandes instantes de la vida,
hablan mejor los ojos que los labios.
Ella aun en la estación mirando
del humo las confusas espirales:
y el, que ya no la ve, sigue agitando
el pañuelo a través de los cristales
Y cual en un mismo pensamiento heridos,
con ... un acento de profunda queja,
quedo exclaman los dos entristecidos:
"¡Cómo se aleja el tren...Cómo se aleja!"
Federico Rivas Frade (1858-1922)
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